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jueves, 8 de noviembre de 2012

CHILE PREHISPANICO



El territorio actual de Chile fue el menos poblado de todo el continente americano, habitado por diversos grupos indígenas antes de la llegada española.Los restos arqueológicos más antiguos del país se encontraron en Monte Verde, cerca de Puerto Montt, y datan del 14.800 a. C., convirtiéndolo en el primer asentamiento humano conocido en América.
De algunos miles de paleoindios existentes en el séptimo milenio, la población aumentó hasta un millón doscientos mil indígenas en el siglo XVI de nuestra era. Durante el siglo XV la cultura de los pueblos indígenas sería influenciada por la expansión del Imperio inca sobre el norte del actual territorio chileno.-

DESCUBRIMIENTO DE CHILE


El descubrimiento de Chile por el sur: el viaje de Magallanes
Desde que Américo Vespucio estableció que el continentes descubierto por Colón eran tierras no conocidas por el mundo intelectual europeo occidental, la Corona española se dio a la tarea de buscar una ruta que uniera Europa y Asia por el occidente.




En un inicio la tarea fue encomendada al propio Vespucio, pero fallecido éste en 1512, la Corona asignó la misión a Juan Díaz de Solís. En 1515 partió al sur del continente americano en busca del paso que permitiera llegar por vía marítima a las tierras de la especiería. En el transcurso de 1516 llegó al Río de la Plata, procediendo a su exploración, cuya caudalosa desembocadura hizo creer a Solís que era el paso buscado. Sin embargo, los resultados de la investigación le permitieron darse cuenta de su error. Lamentablemente, Solís fue atacado por los nativos charrúas y muerto.
En 1519 el portugués Hernando de Magallanes, al servicio de la Corona española, dirigida por Carlos V, salió de Sevilla con una flota de cinco carabelas.  




Los acontecimientos del viaje de Magallanes son, probablemente, los más dramáticos que se registran en la historia. El objetivo de la expedición era descubrir un paso interoceánico y llegar hasta la región de la especiería de las Islas Molucas.
En marzo de 1520 llegó al golfo de San Julián -en la Patagonia- donde resolvió invernar por cerca de cinco meses antes de continuar viaje en primavera. La región estaba habitada por indios, llamados luego patagones, por el tamaño de sus pies recubiertos en gruesas pieles. También en esta zona, Magallanes debió luchar con el descontento de sus subordinados, quienes intentaron un motín e incluso consiguieron huir con un barco.
Luego de varias exploraciones en la región, el 1 de noviembre de 1520, descubrió el tan ansiado paso interoceánico al que bautizó de Todos los Santos o de Las Once mil vírgenes. Durante la travesía del mismo observaron grandes hogueras en la costa y de ello provino el nombre de Tierra del Fuego que se dio a esta región. Cerca de un mes duró el cruce del estrecho y al mar que se extendía luego, Magallanes lo nombró océano Pacífico.
El viaje continuó en terribles condiciones. El 6 de marzo de 1521, arribaron a las islas Marianas, que llamaron de Los Ladrones, pues los nativos, a quienes dejaron subir a bordo de los barcos, escamotearon todo lo que pudieron.
Navegando hacia el oeste llegaron a las islas Filipinas, a las que Magallanes llamó San Lázaro. En una de ellas, el capitán portugués fue muerto por los nativos.
La expedición quedó al mando de Sebastián Elcano quien consiguió llegar a las Molucas con sólo dos barcos.



                                                                                        Sebastian Elcano
El regreso a España se hizo con un solo buque, siguiendo a la inversa de la ruta de Vasco de Gama, es decir, navegando la costa de África desde el sur.
El día 4 de septiembre de 1522, casi a los tres años de haber partido de la península, la expedición entró en el puerto de Sevilla, con sólo 13 hombres de los 265 que se habían embarcado.
La importancia de este viaje se expresa en los siguientes puntos:
· Fue la primera vuelta al mundo.
· Se demostró la esfericidad de la Tierra.
· Quedó en claro que la distancia entre Asia y Europa, a través del océano era muchísimo mayor que la imaginada por Colón.
· Se demostró la autonomía geográfica de América respecto de Asia.
· Se encontró un paso interoceánico, bautizado de Todos los Santos, hoy Estrecho de Magallanes
De Almagro a Valdivia




























            Diego de Almagro                                                                                                   Pedro de Valvidia





Los factores que impulsaron e influyeron en el viaje de Diego de Almagro hacia el sur del nuevo continente fueron variados.
Entre los más importantes estuvieron:
·        Deseo de explorar su gobernación y realizar su propia empresa de conquista.
·        Asegurar el futuro de su hijo, legándole los territorios conquistados.
·        Alejarse de Perú, porque sus relaciones con Pizarro estaban deterioradas. Ambos se disputaban la posesión del Cuzco.
·        Responder a la presión de gran cantidad de hombres, que deseaban obtener riquezas.
·        Rumores que aseguraban que en Chile existían más riquezas que en Perú.


La expedición

En 1535 el adelantado Diego de Almagro (1475-1538), quien había ganado título y fortuna en la conquista del Perú realizada en acuerdo con Francisco Pizarro (1478-1541), se propuso emprender la exploración de las tierras sometidas al Imperio Inca al sudoeste del altiplano boliviano, más allá del desierto atacameño.
En Perú habían comenzado las disputas con Pizarro por considerarse Almagro postergado en las capitulaciones acordadas por el primero en 1529 con el emperador Carlos V, por las que se convertía en gobernador de la región conquistada. La presencia en Perú de los hermanos de Pizarro extendió las rivalidades a los capitanes de uno y otro conquistador. Motivado por el ansia de ganar su propio «El Dorado», las noticias recibidas del inca Manco Cápac II (1500-1544) sobre el tributo en oro percibido del valle del Aconcagua alimentaron la decisión del adelantado y la ambición de sus partidarios.
Después de reunir una hueste de alrededor 500 españoles, además de varios miles de yanaconas y una cantidad importante de llamas para el transporte, la expedición partió del Cuzco, en julio de 1535.
Atravesó la altiplanicie del Callao; bordeó el lago Titicaca y, después de seguir por la orilla del río Desaguadero, cruzó las serranías desiertas y acampó en lo que hoy es Tupiza (Bolivia).
Luego, continuó adelante, cruzando las alturas andinas por el norte argentino. El derretimiento de las nieves trajo como consecuencia la crecida de los ríos, y las lluvias torrenciales agregaron muchas penurias a los expedicionarios. En marzo de 1536, aún estaban en plena cordillera tratando de cruzar el paso de San Francisco, frente a Copiapó. El rigor climático puso tales dificultades, que miles de indígenas y animales murieron.
Las huestes de Almagro se habían visto acrecentadas gracias a los hombres de Pedro de Alvarado (1485-1541), llegados al Perú en busca de fortuna y que quedaron allí cuando en 1534, Alvarado aceptó regresar a Guatemala después de recibir una fuerte indemnización por renunciar a seguir en las tierras incaicas. Sin embargo, encomiendas y repartimientos habían ido a parar o estaban siendo repartidas entre los primeros conquistadores, de modo que no resultó difícil reunir entre la gente de Alvarado los hombres suficientes para emprender la exploración. Tales fueron las expectativas de riqueza que la mayoría de los 132 primeros expedicionarios reunidos por Almagro se proveyó de medios empleando sus propios recursos y el resto fue equipado con la fortuna de quien les mandaba.
El inca Manco puso a su disposición abundante información sobre el país que les esperaba y se preparó la ruta que tenía que seguirse. De Cuzco se marcharía bordeando el lago Titicaca hasta Paria, donde los esperaría Juan de Saavedra con el grueso de las fuerzas, y de ahí partirían hacia el sur en dirección a Chicoana y la altiplanicie de Laguna Blanca, desde donde se cruzarían los Andes por el paso de San Francisco (a 4.726 m de altitud) para llegar a la altura del valle de Copiapó. Esto es, seguirían el camino interior del imperio inca.
En Lima, entre tanto, Ruy Díaz y Juan de Herrada armaron tres navíos que debían hacerse a la mar, con refuerzos, víveres y armamento, y aguardar a encontrarse en un punto próximo a la costa de Coquimbo.
En julio de 1535, la expedición salió de Cuzco y tres meses después llegó a Tupiza, en donde le esperaba el hermano del inca Manco, el príncipe Paulo Túpac, con instrucciones de acompañarles y presentes en oro que no hicieron sino avivar unas expectativas que, sin embargo, nunca llegarían a verse cumplidas. En enero de 1536, reanudaron la marcha. En total, con las fuerzas que se les unieron en las diversas paradas del trayecto, fueron unos doscientos cincuenta expedicionarios españoles los que se hicieron acompañar de cerca de dos mil yanaconas (los indígenas encargados del transporte y de servir a los primeros) y dos centenares de esclavos negros.
La jornada, capitaneada por Almagro, pronto reveló su extrema dureza. A la adversidad del medio físico se unía el hostigamiento de los calchaquíes y la indisciplina de los expedicionarios, alguno de los cuales había decidido adelantarse con parte de los pertrechos mientras muchos se dedicaban a ranchear a su paso entre las comunidades aborígenes, lo que infundió el rechazo entre los propios yanaconas e hizo que algunos abandonaran el grupo. El paso de la cordillera de los Andes supuso grandes pérdidas de indígenas auxiliares y caballerías, víctimas del frío, el hambre y los accidentes.
Al acceder al Copiapó, en abril de 1536, Almagro y su gente se convirtieron en la primera fuerza expedicionaria europea en descubrir Chile y acometer su conquista.La primera experiencia con la población autóctona no pudo ser, sin embargo, más adversa, pues, teniendo noticia el adelantado de que se había dado muerte a tres de sus soldados, en represalia mandó quemar vanos indígenas principales de los valles de Huasco y Coquimbo, lo que a su vez infundió gran temor entre los yanaconas que llevaba consigo y propició que se dieran a la fuga a través de Atacama, siendo reemplazados con diaguitas nativos del lugar.
Llegado a Coquimbo, Almagro se reunió con Ruy Díaz, quien por mar había llegado con un solo barco de suministros después de una penosa travesía navegando contra el viento; las otras dos embarcaciones que salieron de El Callao, se habían visto obligadas a regresar. Díaz traía noticias importantes. Pudo informar al adelantado que Carlos V le había concedido la Gobernación de Nueva Toledo - al sur de Nueva Castilla, en manos de Pizarro-, aunque faltaba deslindar ambas y decidir dónde quedaría la capital inca.
También en Coquimbo, Diego de Almagro recibió el homenaje del curaca inca del Mapocho, que actuaba inducido por el castellano Gonzalo Calvo de Barrientos, un antiguo escapado del Perú que vivía pacíficamente en el valle del Aconcagua, donde finalmente llegó la expedición y fue acogida favorablemente. Desde la conquista inca, ese valle había recibido el nombre de Chile y a su regreso al Perú, Almagro, que lo exploró detenidamente sin hallar rastro de la riqueza que buscaba, contribuyó a difundirlo hasta denominar con ese nombre a la totalidad del país.

CONQUISTA



A comienzos de 1537 Almagro, el descubridor de Chile por la vía terrestre, abandonó el territorio por Atacama ante la premura de regresar a Cuzco, una vez conoció la rebelión de Manco. Le aguardaban la guerra con Pizarro, la prisión y la muerte a garrote un año después por orden de este último.
Distintos grupos  de los expedicionarios de Almagro exploraron los nuevos territorios y, a medida que avanzaban, la esperanza de encontrar oro y riquezas se esfumaba cada vez más. El país parecía propicio sólo para la agricultura. Como eso no era lo que estos hombres buscaban, decidieron regresar al Cuzco, eligiendo el camino de los extensos y áridos desiertos del norte. Arribaron a Perú a comienzos de 1537.
Diego de Almagro murió al año siguiente, ajusticiado por orden de su antiguo compañero de aventuras, Francisco Pizarro.
La ambición de Valdivia
La muerte de Diego de Almagro dejó el camino abierto para que Francisco Pizarro intentara —a través de sus hombres de mayor confianza— la conquista de Chile. Pese a las ambiciones de los españoles, ninguno tuvo deseos reales de aventurarse en territorio chileno, hasta que el capitán Pedro de Valdivia, quien había luchado contra Almagro en favor de Pizarro en la batalla da Las Salinas, decidió conquistar estas tierras para España.
Valdivia era un hombre destacado por su experiencia y adecuada instrucción militar. Había viajado a América en 1535, solo y dejando en España a su esposa Marina Ortiz de Gaete. Después de servir casi un año en Venezuela, llegó a Perú. Se enroló bajo las órdenes de Francisco Pizarro, y desplegó todas sus dotes militares, recibiendo como premio tierras, indios y una mina de plata. Así, se convirtió en uno de los colonos más acomodados de Perú. Sin embargo, aspiraba a una gobernación propia.
La conquista de Chile por Pedro de Valdivia
En 1539 Pedro de Valdivia (1497-1553), maestre de campo de Francisco Pizarro en la guerra contra Almagro y experimentado soldado procedente de los tercios de Flandes e Italia, solicitó a su capitán y gobernador autorización para realizar una expedición a Chile. Era la oportunidad de probar fortuna y alcanzar hacienda y gloria perseguida en campos de batalla europeos y en numerosas luchas como en las que había tomado parte en América. Pizarro accedió a la petición nombrándole "teniente de gobernador", pero dejó en sus manos levantar y pagar la fuerza con la que acometer la nueva jornada, que no sería sino la finalización de la ocupación del imperio inca, tal y como sucediera en la fracasada aventura de Almagro.
Obtenida la autorización para conquistar y poblar estas tierras en nombre del Rey, Pedro de Valdivia recibió el título de Teniente Gobernador de Chile —es decir, jefe del país que se proponía conquistar—, sometido a la autoridad de Francisco Pizarro.
Por su intervención en la guerra civil del Perú, Valdivia había sido recompensado con una encomienda en el valle de la Canela (Charcas) y una mina de plata en Porco, bienes que puso a disposición de la campaña que se aprestaba a iniciar. Sin embargo, no logró reunir los medios necesarios hasta que pudo alcanzar un acuerdo con un adinerado comerciante llegado de España, Francisco Martínez, que financió el avituallamiento de los expedicionarios a cambio de la mitad de lo que rindiera la Conquista.
Las dificultades serían todavía mayores para reunir una fuerza suficiente que ofreciera garantías para la aventura. Las noticias que habían traído de Chile la gente de Diego de Almagro sobre la ausencia de grandes riquezas y la penuria del viaje desalentaron el reclutamiento. En esta ocasión se pretendía la conquista del país y la fundación de asentamientos estables, por lo que llevarían consigo semillas y animales domésticos.
Debido a estos problemas, Valdivia acordó compartir jornada con Pero Sancho de Hoz, quien fuera secretario de Pizarro y estaba ansioso de hacer efectiva la gobernación que el rey le había concedido en las tierras que descubriera en la región más austral. En enero de 1540 Valdivia partió de Cuzco con apenas once soldados y mil indígenas, decidido a seguir la ruta del desierto que señalara el retorno de Almagro.


Apoyo audiovisual






El viaje
La expedición tenía un alto costo. Había que proveerse de hombres, animales, alimentos y otros recursos. Lo que más le costó a Valdivia fue reunir a los hombres. Invirtió todos sus recursos y hasta se endeudó para concretar su viaje, y sólo logró reunir unos 150 soldados. Incluyó en el grupo a una mujer española, Inés de Suárez, y a algunos sacerdotes.
Los expedicionarios traían consigo diversas semillas europeas —principalmente trigo—, animales domésticos —como cerdos y gallinas—, y herramientas de toda clase. El 20 de enero de 1540, partieron desde el Cuzco.
A diferencia de Almagro, Valdivia eligió la ruta de los desiertos para venir a Chile: del Cuzco a Arequipa, de Arequipa a Tacna y de allí a Arica, prosiguiendo a Tarapacá.
En su determinación, pesaron no sólo las dificultades naturales del Altiplano, sino también la hostilidad de los indígenas de la región. El capitán español cuidaba mucho de dar descanso a sus tropas, en aquellos valles donde encontraba pasto para sus caballos y víveres para sus soldados.
De Arica la expedición pasó a Tarapacá y allí aguardó a que se sumaran nuevos efectivos. Primero fueron los dieciséis que llegaron con Rodrigo de Araya; después la gente reunida por Francisco de Villagra, procedente de la fracasada expedición de Diego de Rojas, unos ochenta más. En San Pedro de Atacama se agregaron veinticinco españoles al mando de Francisco de Aguirre. Fue entonces cuando Sancho de Hoz pretendió asesinar a Valdivia.
Fracasado ese intento, y ante la perspectiva de ver frustrada la campaña a causa de las discordias, Valdivia, después de haber mandado prender a su rival, se limitó a imponer a Sancho de Hoz que disolviera mediante escritura la compañía que traía con él y asimismo renunciara a los derechos que habían acordado repartirse cuando se asociaron, tras lo cual, después de expulsar a varios cómplices, le permitió continuar en la expedición.
Posesión del territorio
En septiembre de 1540, los españoles llegaron a Copiapó, donde tomaron posesión del territorio. En Copiapó llegarían a incorporarse una veintena más de españoles. Y con esta fuerza, Valdivia tomó posesión del territorio que en adelante se descubriera con el nombre de Nueva Extremadura -en honor a su tierra de procedencia, en la península Ibérica-, pues a esa distancia y en esa latitud concluían los derechos de Pizarro. Se extendió un acta y el lugar se llamó Posesión, nombre que se le asigna a Copiapó en los primeros documentos de la Conquista.
Los expedicionarios continuaron su avance por los valles de Huasco, Coquimbo y Aconcagua y, en diciembre de 1540, ya se encontraban en el Valle del río Mapocho.
Aquí, encontraron una complicada situación política y militar entre los indígenas. Michimalongo y Tangalongo se disputaban el dominio del valle. A su vez, el cacique Atepudo mantenía guerras con Michimalongo.
Valdivia sabía que su empresa de conquista era difícil y que ésta, entre otros factores, dependía del lugar en que fundara la primera ciudad.

Viaje al Perú (1547-1548)
El año 1547 partió Valdivia hacia el norte en el barco de Pastene. Como hubo muchos interesados en volver con él, debió recurrir a un engaño para impedirlo: aparentemente aceptó y permitió a los que desearan embarcar sus pertenencias y especialmente el oro que habían acumulado. Mientras en la costa, los viajeros celebraban su pronta partida, Valdivia furtivamente se dio a la mar, llevándose los caudales de esos colonos. La indignación fue grande, se contó que algunos murieron en la desesperación de ver perdidos los ahorros de toda la vida y otros enloquecieron.
En el Perú se había desatado una guerra. Los herederos de Pizarro habían desconocido una orden del rey en términos de poner fin a la encomienda de servicio personal y apoyados por un número nada despreciable de conquistadores se habían hecho del poder ejecutando a algunos funcionarios reales. Para acabar con este desorden el rey envió a Perú al licenciado Pedro de la Gasca, quien rápidamente se dio a la tarea de organizar tropas y prometió perdón a todos aquellos que se habían alzado contra el rey si ahora venían a combatir a su favor.
Enterado de estos hechos, Valdivia no dudó un segundo en ponerse a las órdenes de la Gasca. Participó activamente en las campañas contra los Pizarro y tuvo participación decisiva en la batalla final llamada de Jaquijahuana o Saxuhuamán. Por estos méritos, La Gasca, poco después de la batalla (abril de 1548) y a nombre del Rey reconoció a Valdivia su título de Gobernador y le especificó los límites de su gobernación: Desde el paralelo 27 hasta el 41 de latitud Sur y desde la costa, cien leguas hacia el Este (600 kilómetros aproximadamente). Es decir desde el desierto de Atacama hasta la altura de Puerto Montt y desde la costa del Pacífico hasta la costa del Atlántico, lo que dejaba en posesión de Chile el territorio de la Patagonia in extenso.
En Perú Valdivia fue sometido a un juicio por el mismo La Gasca a causa de ciertas acusaciones que pesaban en su contra. Resultado de este juicio fue el compromiso de Valdivia de devolver lo que había tomado de los españoles de Chile y además el compromiso de dejar de convivir con doña Inés y casarla con uno de sus capitanes. Ambos compromisos fueron cumplidos.
La segunda etapa de la conquista: expansión al sur (1550 - 1553)
El viaje al Perú significó la consolidación de la conquista de Chile ya que Valdivia vuelve con refuerzos y pertrechos y además con el reconocimiento oficial de su cargo y derechos sobre los territorios. En estas condiciones ya pudo emprenderse la conquista del resto del territorio que en derecho se le había otorgado. La mecánica para esto fue la fundación de ciudades. La primera fue en realidad una refundación: la ciudad de La Serena había sido destruida y Francisco de Aguirre le refundó en 1549.
En 1550 comenzó el avance hacia el Sur y con ello comenzará también la Guerra de Arauco, por lo cuanto deberán enfrentarse con la fiera resistencia del pueblo araucano. Por esta razón Valdivia debió fundar varios fuertes, sobre todo en el territorio propiamente araucano.
El 5 de octubre de 1550, fundó la ciudad de Concepción que contó inicialmente con 40 vecinos a los que se le repartieron indios y tierras.
Las siguientes fundaciones fueron: La Imperial (1551), Valdivia (1552), Villarrica (Jerónimo de Alderete 1552), Los Confines (Angol 1553) y los fuertes de Tucapel (1552) Arauco y Purén (1553).
Con todas estas instalaciones, los españoles se encontraban optimistas, pues suponían dominado y controlado el territorio araucano. Sin embargo fue precisamente esta profusión de fundaciones, que los castellanos consideraban su mayor logro, su principal error estratégico y la causa de muchas desgracias, entre las que se cuenta la propia muerte de Valdivia que culminarán con la destrucción de todas las ciudades construidas al Sur del Biobio hacia fines del siglo (XVI).
Hay que considerar que el número de españoles en esta época, contando todos los refuerzos llegados, no pasaba de mil, mientras que se calcula en medio millón aproximadamente, la cantidad de indígenas que habitaban Chile entre Copiapó y Reloncaví (territorio de penetración española). Entre el río Itata y el Toltén se calcula habitaban unos 400.000 indígenas.
Ahora bien, si se considera que además de esta enorme desproporción en número, los españoles se habían dividido en pequeños grupos que habitaba cada fuerte y ciudad, algunos de los cuales estaban separados por más de 500 kilómetros, se concluye que la debilidad de los conquistadores era enorme, sobre todo frente a un ataque masivo de los araucanos.
Pero ¿qué motivó a Valdivia a expandirse al Sur?
·         Avanzar hacia el Estrecho de Magallanes
·         Tomar posesión efectiva de su gobernación que abarcaba tierras desde el Pacífico hasta el Atlántico
·         Premiar a los conquistadores
·         Repartir tierras fértiles con abundante mano de obra nativa
·         Buscar y explotar tierras auríferas.
Primera insurrección general araucana (1553 - 1557)
Esto ocurrió cuando Lautaro logró organizar y dirigir una insurrección general de su pueblo a fines de 1553. Con una nueva estrategia, atacó simultáneamente los fuertes de Purén y Tucapel. Al enterarse Valdivia de este hecho debió dividir sus fuerzas para partir en auxilio de ambos lugares dirigiéndose él a Tucapel. Los indígenas aplicando sus nuevas estrategias, lo esperaban emboscados y lo atacaron en oleadas sucesivas hasta agotar la resistencia de los españoles que fueron cayendo uno tras otro. Finalmente el propio Valdivia fue capturado y, poco después, muerto.
La inesperada muerte del Gobernador tuvo efectos desastrosos en la naciente colonia pues sería difícil encontrarle un reemplazo a esa altura. A pesar que Valdivia había previsto esta eventualidad designando sus posibles sucesores, se produjeron serias disputas entre sus antiguos compañeros de conquista varios de los cuales, con diferentes argumentos y razones pretendieron heredar el cargo de gobernador. Esto llevó incluso a que se generara una rivalidad entre los habitantes de Santiago y los de Concepción quienes apoyaban a personajes distintos para el cargo. Esta situación de incertidumbre se termina cuando el virrey del Perú designó para el cargo a su propio hijo, Don García Hurtado de Mendoza en 1557.

COLONIA




Después del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón muchos conquistadores se dirigieron a los distintos territorios del continente americano para explorarlo y tomar posesión de él en nombre del rey de España.
A lo largo del siglo XVI fueron sometiendo uno a uno a los distintos pueblos aborígenes. Es así como también llegaron a Chile.
La Conquista de nuestro país tuvo características particulares ya que se extendió por muchos años debido a la fuerte resistencia que opusieron los araucanos.
Es así como, de modo general, entendemos por Colonia a la extensión imperial, social, político, religioso y cultural que se estableció en América durante los siglos XVII, XVIII e inicios del siglo XIX.


En Chile, la Colonia comienza tras el Desastre de Curalaba en 1598 con el establecimiento de la frontera natural entre españoles y araucanos en el río Bío Bío. La región ubicada al sur de dicho río quedó en manos de los indígenas, mientras que las tierras ubicadas al norte fueron gobernadas por los españoles comenzando así la Colonia en Chile. Otros enclaves españoles fueron Valdivia y Chiloé.

Esta etapa, que se prolonga hasta la revolución de la Independencia, se caracterizó por un constante cambio de gobernadores, cuya preocupación principal fue proseguir la guerra contra los araucanos y luchar contra los frecuentes cataclismos naturales (terremotos, donde destaca el producido en 1647 bajo la gobernación de Martín de Mújica y Buitrón) que sufría el país.

domingo, 4 de noviembre de 2012

INDEPENDENCIA DE CHILE



La independencia de Chile corresponde al proceso histórico que permitió la emancipación de Chile del Imperio español, acabando con el período colonial y dando inicio a la conformación de una república independiente.
Usualmente, la historiografía define este período como aquel comprendido por el establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810 y la abdicación de Bernardo O'Higgins al cargo de Director Supremo, el 28 de enero de 1823. Este periodo es además subdividido en tres etapas importantes: la llamada Patria Vieja (de 1810 a 1814), la Reconquista o Restauración Monárquica (entre 1814 y 1817) y la Patria Nueva (de 1817 a 1823). En tanto, el territorio de Chiloé sería recién incorporado en enero de1826.
Oficialmente, la independencia de Chile fue declarada a través del Acta de Independencia de Chile, jurada oficialmente el 12 de febrero de 1818. Esta declaración sería reconocida por España el 24 de abril de 1844.
                                                      Proclamaciòn de Independencia


Antecedentes
En el año 1808, el imperio español vivía en un creciente estado de agitación. A Chile llegaron las noticias de la invasión napoleónica a España y el cautiverio de Fernando VII. Paralelamente, asumía Francisco Antonio García Carrasco Díaz el cargo de gobernador de Chile. García Carrasco era hombre de modales toscos y carácter autoritario, razones ambas que le enajenaron la simpatía de la aristocracia local. Ya en Chile había antecedentes de agitación independentista (concretamente el pintoresco motín de los Tres Antonio), pero parece ser que García Carrasco magnificó el problema tomando diversas medidas arbitrarias, incluyendo el arresto de connotados ciudadanos y su remisión a Lima. Esto, sumado a su involucramiento en un bullado caso de contrabando, motivó la presión para que renunciara, lo que por fin se consiguió en 1810.
El militar más antiguo de Chile en esa época era Mateo de Toro y Zambrano, por lo que éste tomó interinamente el mando. Pero la intranquilidad continuó debido a las turbulencias políticas y bélicas en Europa: tanto el Rey (Carlos IV) como su hijo (el futuro Fernando VII) habían abdicado (forzadamente) en favor de Napoleónquien a su vez había instalado a su hermano José Bonaparte, conocido por el apodo de "Pepe Botella", como rey de España. Al mismo tiempo, el ideal independentista cobraba fuerzas impulsado tanto por ideas ilustradas y liberales como por el desarrollo de sectores sociales locales independientes del patronazgo real o de su nacimiento en la península.
Así, tres grandes corrientes comenzaban a dibujarse:
  • Una que puede ser llamada monarquista conservadora o pro o proto-persa que sugería que Chile era colonia no solo del rey sino de España y por lo tanto debía lealtad absoluta no solo al rey y sus autoridades sino también a las autoridades españolas, cualquiera que estas fueran (representada a nivel local por la Real Audiencia de Chile y el Virreinato del Perú).
  • Otra que puede ser llamada "conciliacionista progresista" o "autonomista" afirmaba que si bien Chile le debía lealtad al Rey, esto no era a través de autoridades intermedias, dado que Carlos III de España mismo declaró en 1798 que Chile era independiente del virreinato "como siempre debió entenderse" y por lo tanto tenía derecho, al igual que cualquier región o provincia de España, a escoger un gobierno de su confianza (similar en forma a las Juntas que se estaban creando en España) y representantes a las Cortes de Cádiz (con dos ramas: una "patriótica monárquica" que sugería concentrarse en prestar el máximo de ayuda a la Guerra de la Independencia española y la otra, más "autonomista", que sugería que esta era una buena oportunidad para establecer un Nuevo Régimen que se entendía como una monarquía constitucional basada en la restauración borbónica), pero dando expresión a la desconfianza liberal a poderes centrales fuertes; y
  • Una corriente independentista (llamada en aquellos días "los exaltados"), en su mayoría criollos, que afirmaban que la lealtad se había dado a un rey libre, pero ahora que esa persona se encontraba prisionera la soberanía revertía al pueblo, que incluía un elemento llamado jacobino que era decididamente "republicano".
Hay que considerar que lo anterior se sobreponía u ocultaba otro aspecto fundamental de la realidad social colonial: solo los españoles de nacimiento (o chapetones, como eran conocido en Sudamérica) tenían acceso a las instituciones de poder, el que les estaba negado incluso a sus descendientes directos, por mucho que estos se considerasen súbditos leales. De acuerdo a descripciones de la época  hacia el final del período colonial, cuando la población "del reino" alcanzaba medio millón de habitantes, sin contar la población indígena, aproximadamente 300 mil eran mestizos, 150 mil criollos (es decir, descendientes directos de españoles) y solo alrededor de 20 mil eran peninsulares, los que, junto con las autoridades nombradas por el rey o sus representantes y un puñado de norma y encomenderos, eran los que en la práctica constituían la clase en cuyo beneficio el país funcionaba (ver también La Colonia (Chile), Casta (colonial);mentalidad colonial e Imperialismo cultural)
Es necesario recordar además que independentismo no es ni era equivalente de republicanismo ni implica que se era o es partidario de la democracia. También es conveniente tener presente que mucha gente vacilaba entre esas posiciones o tenía visiones intermedias. Especialmente, entre los "liberales" y los "exaltados", había aquellos que vacilaban entre un gobierno democrático y alguna forma de monarquía constitucional.
En consecuencia, no era evidente cuál era la mejor solución a la situación, ya sea política o legalmente hablando. Después de muchas vacilaciones, Toro y Zambrano accedió a convocar uncabildo abierto para todos los jefes de cuerpos militares y religiosos, prelados y "vecinos nobles" de Santiago, para el día 18 de septiembre de 1810, conocido como el día de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile.

PATRIA VIEJA



       



Primera Junta Nacional de Gobierno
En 1808 murió el Gobernador de Chile Luis Muñoz de Guzmán, y en su reemplazo se designó, en forma interna, al brigadier de mayor graduación, Francisco Antonio García Carrasco, hombre de escasas aptitudes políticas, que por sus arbitrariedades e imprudencias se ganó rápidamente la animadversión de la Real Audiencia y del Cabildo de Santiago.
Los errores cometidos por García Carrasco durante su período de gobierno fueron numerosos. Entre las medidas que ordenó, la que más conmocionó a la aristocracia santiaguina fue la reclusión de tres de sus más distinguidos miembros: Juan Antonio Ovalle, José Antonio de Rojas y Bernardo Vera y Pintado, acusados sin mayores fundamentos de organizar un movimiento en pro de la independencia.
Todo contribuyó a que se le solicitara la renuncia, la que fue presentada el 16 de julio de 1810. En su reemplazo se nombró, también con calidad de interino, al anciano de 83 años, Mateo de Toro y Zambrano.
El Cabildo santiaguino presionó incesantemente por lograr que el nuevo Gobernador convocase a Cabildo abierto. La real Audiencia era contraria a ello, pues se oponía a la creación de un Gobierno Autónomo. Sus miembros eran partidarios de obedecer a las Autoridades Españoles constituidas en la península o a las que se encontraban en América y que habían sido nombradas con anterioridad a la crisis monárquica.
Pero la postura de la Real Audiencia no prosperó, y el Gobernador convocó al pueblo de Santiago, a un Cabildo abierto para el 18 de septiembre de 1810, con el fin de resolver, ante la difícil situación política que afectaba a las colonias, cuál era la forma de gobierno que más convenía al Reino de Chile.
A su vez, el Consejo de Regencia establecido en España dirigió a los americanos una proclama por la cual condenaba al régimen dominante francés. En ella pedía a las colonias la designación de diputados a las Cortes de la Península, y después de declarar la igualdad de derechos de las provincias con la metrópoli, les decía:
"Desde este momento, españoles americanos, os veis elevados a la dignidad de hombres libres. En el acto de elegir vuestro diputado es preciso que cada elector se diga a sí mismo: este hombre es el que ha de exponer y remediar todos los abusos, todas las extorsiones, todos los males que han causado la arbitrariedad y nulidad de los mandatarios del antiguo gobierno..."
Alentados los patriotas con ese franco reconocimiento de la necesidad de reformas políticas, pusieron el más vivo empeño en apresurar la formación de la Junta gubernativa que desde tanto tiempo les traía agitados. De esta forma, los críollos fueron los responsables de arreglar de antemano el asunto del cabildo abierto. La reunión se realizó en el edificio del Tribunal del Consulado por poseer un salón más amplio que el del cabildo de Santiago.
La sesión se abrió con la renuncia del gobernador. Luego tomó la palabra el procurador del cabildo don José Miguel Infante, quien justificó tanto la realización del cabildo abierto como la conveniencia de instalar una junta de gobierno. En su discurso fundamentó en los siguientes puntos esos propósitos:
1º La formación de una junta constituía un acto pleno de la soberanía nacional
2° Estando además el rey cautivo la soberanía vuelve al pueblo (Ley Castellana de las Siete Partidas).
3º Los americanos al igual que los españoles tienen derecho y actúan legalmente al organizar un gobierno propio; por cuanto las organizadas en España representan sólo al pueblo español. Siendo América un bien de la Corona de Castilla, las juntas de la metrópoli no tienen jurisdicción en América.
4º El propio Consejo de Regencia en su proclama de instalación dejó establecido que ella serviría de ejemplo a los pueblos de América (esta era una interpretación errónea de Infante).
5º La junta que se instalaría en Chile constituiría un acto de fidelidad a Fernando VII y gobernaría en su nombre mientras éste permaneciera en cautiverio.
La idea de formar una junta fue aprobada mayoritariamente. A continuación el propio Infante propuso el listado de los personajes que debían integrar la junta, según el criterio del cabildo. Todos fueron aprobados por aclamación.
Presidente: Mateo de Toro y Zambrano
Vicepresidente: José Antonio Martínez Aldunate, Obispo de Santiago
Vocales: Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera Cuevas, Francisco Javier Reina y Juan Enrique Rosales
Secretarios: José Gaspar Marín y José Gregorio Argomedo Montero
Con estas nominaciones se logró tener la representación general de la sociedad y sus poderes: el rey y la iglesia católica como poderes tradicionales por medio de las figuras del presidente y vicepresidente. Márquez de la Plata por los europeos juntistas; Juan Martínez de Rozas por la aristocracia de Concepción y don Ignacio de la Carrera por la de Santiago.
Todos los cuerpos militares, jefes, prelados, religiosos y vecinos juraron fidelidad a la Junta. Se cerró la sesión con la redacción del Acta de instalación, donde se dejó constancia de que:
1° La junta constituía un acto de fidelidad a Fernando VII.
2° Siendo un acto político de la aristocracia de Santiago se convocaría a una asamblea de todos los pueblos (Congreso Nacional).
El cabildo abierto se disolvió poco antes de las tres de la tarde, en medio de grandes manifestaciones. Repiques de campanas anunciaron a la población el advenimiento del primer gobierno nacional. En la noche la ciudad se iluminó y se improvisó una banda de músicos que fue a dar serenatas al conde de la Conquista y demás miembros de la Junta.
Labor de la Primera Junta de Gobierno
El virreinato del Perú, dirigido entonces por Fernando de Abascal, se transformó en el gran centro opositor a los movimientos juntistas de América del Sur. La situación de privilegio que el Perú había mantenido durante los siglos coloniales le hacían ver con temor la marcha de los patriotas en el gobierno. Tanto cuando se formaron juntas en Quito como en la Audiencia de Charcas, el virrey había ordenado la invasión militar de esos territorios, a pesar de no estar bajo su jurisdicción, y restaurado el viejo orden. En respuesta a la aparición de la junta de Buenos Aires también procedió a la invasión del noroeste argentino con el propósito último de alcanzar la capital del virreinato de la Plata. Por lo tanto, los criollos chilenos observaban atentos la marcha de los acontecimientos, evitando dar excusas al virrey que justificaran también la invasión de Chile bajo el cargo de sedición. Lo que en realidad no sabían los patriotas de Santiago era que el virrey ya no disponía de fuerzas militares adicionales para expedicionar sobre Chile, pues sus esfuerzos se concentraban ya fuera en frenar el avance de los rioplatenses o aproximarse lo máximo a su capital. Pero de todas maneras, este temor condicionó a la conservadora aristocracia chilena al momento de decidirse por una política de reformas
Las obras de la Primera Junta de Gobierno se resume en las siguientes acciones:
1º Creación de fuerzas militares para asegurar la defensa del país, en especial del virrey del Perú.
2º Establecimiento de relaciones diplomáticas con la junta de Buenos Aires, a través de su representante en Chile Antonio Álvarez Jonte.
3º Envío a Buenos Aires de 400 hombres para defensa de ese territorio contra los ejércitos realistas de Abascal.
4º Decreto de Libre Comercio (febrero de 1811): que abrió los puertos de Valdivia, Talcahuano, Valparaíso y Coquimbo al comercio con naves amigas, aliadas y neutrales de España. Quedó autorizado el ingreso de cualquier tipo de mercaderías, excepto ron, cerveza, vino, aguardiente y sombreros y también efectos estancados en manos del fisco: tabaco, rapé y naipe. Las mercaderías provenientes del extranjero pagarían un arancel de un 30% sobre su valor, con la excepción de las del Perú y Río de la Plata que continuarían gravadas en un 13%. Se dispuso la liberación de derechos aduaneros por un año y medio a los libros, planos, cartas geográficas, sables, pistolas, espadas, fusiles, cañones, pólvora, balas y demás pertrechos de guerra; imprentas, instrumentos y máquinas de física y matemáticas, herramientas y máquinas industriales.
Un hecho puntual desencadeno una acción determinante. El 26 de febrero falleció el conde de la Conquista, don Mateo de Toro Zambrano. Este hecho apresuró la convocatoria a elecciones para el Congreso.
5º Convocatoria al primer Congreso Nacional a objeto de reunir una verdadera representación nacional y promulgar una constitución que impidiese los abusos del poder. Según las disposiciones dictadas por la junta, el Congreso se compondría de 36 diputados, de sexo masculino y mayores de 25 años, elegidos en proporción a la población calculada de cada distrito.
A principios de 1811, todo dejaba ver el terreno que ganaban las ideas revolucionarias entre los criollos de más ilustración: carteles manuscritos pegados en las esquinas, choques frecuentes entre españoles y patriotas en las calles y otras demostraciones parecidas.
Entre los escritos que entonces produjeron más impresión, figuró la proclama de Quirino Lemáchez. En este documento se instaba a los patriotas a declarar la completa independencia. "La naturaleza  –decía– nos hizo iguales, y solamente en fuerza de un pacto libre, espontáneo y voluntariamente celebrado, puede otro hombre ejercer sobre nosotros una autoridad justa, legítima y razonable”.
De estas afirmaciones deducía que, como ni los antepasados de los patriotas ni los patriotas mismos habían convenido en ese pacto, el gobierno nuevo de Chile se debía constituir con prescindencia absoluta de España. En lenguaje altivo y ardoroso pintaba los horrores de la dominación colonial y con arrogancia agregaba: "Que se hable algún día de la república, la potencia de Chile, la majestad del pueblo chileno".A la exaltación producida por esa propaganda se añadió en los meses siguientes un grave sobresalto que ahondó la rivalidad entre chilenos y españoles.
El motín de Figueroa
En los primeros meses de 1811 se efectuaron las elecciones de diputados en los diferentes distritos, en asambleas muy parecidas a los cabildos abiertos. En Santiago, la elección fue fijada para el 1 de abril, pero se retrasó a causa de un motín encabezado por el coronel español Tomás de Figueroa, que contando con el apoyo de los españoles quiso poner fin al movimiento criollo. Una ligera escaramuza en la plaza de armas desbandó a los insurrectos. Su jefe, hecho prisionero, fue ajusticiado con toda celeridad.
La Junta actuó en esa ocasión con la mayor decisión impulsada por Juan Martínez de Rozas. Se acusó a la Real Audiencia como centro de reacción e instigador de la asonada. Ante el temor de correr la misma suerte que Figueroa, los miembros de la Audiencia abandonaron Chile, disolviéndose este organismo en junio de 1811.
La desaparición de este tribunal constituyó un hecho de la mayor importancia, en cuanto representaba al rey y sus atribuciones se extendían más allá de la simple administración de justicia, para alcanzar incluso materias de gobierno. En adelante, los españoles se vieron reducidos a total impotencia, observados por las autoridades y temerosos del afianzamiento de la causa criolla.
Pasados los incidentes, los diputados de las provincias que ya se encontraban en la capital, exigieron que la junta les incorporase a su seno. Admitida su solicitud, la junta con los diputados pasaron a constituir un cuerpo político denominado Directorio Ejecutivo.
La medida más importante tomada por el nuevo organismo durante su breve mandato, fue la creación de un Tribunal de Apelaciones, que tomó el lugar de la Audiencia, pero reducidas sus atribuciones exclusivamente a materias judiciales. Estaba compuesto por cuatro magistrados.
Había procedido como un gobierno de hecho, asumiendo todo el poder público, hasta formar un ejército propio; reformar con la libertad de comercio un sistema económico que llevaba siglos de existencia; disolver la más alta corte de justicia, secular también, que había en la colonia, y dotar por último al país de un Congreso Nacional, como si ya se tratara de un Estado independiente.
La responsabilidad de tales actos era abrumadora, por las consecuencias que debían traer, pero ella no arredró a sus hombres, entre los cuales Martínez de Rozas, que los conducía, encaminó en todo momento la Junta hacia la constitución del nuevo Estado.